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Julio 20, 2010
Julio 2010, No. 256

Notas: El libro y El Quemado

Rufino Rodríguez Garza.
El libro.- En su eterno y justificable afán de dar a conocer el Arte Rupestre de Coahuila, el Prof. Carlos Cárdenas metió a la imprenta un nuevo libro que originalmente se llamaba: Saltillo en la Prehistoria. Pero no contaba que en la U.A.de C. se le cambiaría el título por el de: Guachichiles, primeros pobladores de Saltillo. Esto y el hecho de no sacar las fotos a colores molestó al profesor Cárdenas.

No es la primera vez que la Universidad le publica un libro. Ya en 1970, hace 40 años, esta institución que aún no era autónoma, le publicó una colección de fotos y algo de texto a la que se le tituló: Coahuila en la Prehistoria. En aquella edición de 1970 y en ésta de 2010 se observan muchos errores, no imputables al Prof. Cárdenas. Mas bien a los encargados de las prensas universitarias en el pasado y al departamento editorial en el presente. En la edición del 70, la numeración de las páginas la pusieron al revés. En cualquier publicación del mundo, llámese periódico, revista o libro, las páginas de la derecha siempre son impares. en aquella obra la numeración fué cambiada. En ambas ediciones no aparece página legal, ciudad de edición, año y colofón. Como que lo publicaron por compromiso y sin ganas. Creo que faltó revisión ortográfica y diseño. A los editores no les importó que en esta obra apareciera un prólogo del Rector. Si Mario Alberto Ochoa se dá cuenta, con suerte despide al encargado de editar libros con la firma de la Universidad, la Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural, además de la Coordinación General de Estudios de Posgrado e Investigación.

El libro del Profesor Cárdenas es muy parecido a los anteriores. Ahora con más texto y una buena cantidad de fotos (72). Claro, las pinturas no se aprecian, pues el color negro todo lo estandariza. Qué bueno que la Universidad publique libros de un ex-maestro del Ateneo, pero que malo que no se hayan percatado de las faltas garrafales imputables sólo a ellos: los editores universitarios.

El Quemado.- A principios de mayo de este año, por fin se nos hizo realidad conocer este refugio de los indios laguneros. En esta semicueva los nativos realizaron ritos propiciatorios y aún se conservan algunas modestas pinturas en rojo (la mayoría), un motivo en blanco y unas manchas en color amarillo. Desde hace un año que nos dieron el norte, no habíamos podido llegar al sitio para documentarlo. En una ocasión por descompostura del vehículo y otras por falta de recursos económicos y lo retirado del lugar.
El sitio referido, llamado El Quemado, por estar cerca de un cerro y un arroyo de ese nombre, donde se localiza una cañada en la cual, al fondo, está el abrigo rocoso con las pinturas. El estado de conservación es bueno. Quizá visitado por algún aficionado al Arte Rupestre y por los pastores que lo utilizan para descansar o simplemente para cubrise del inclemente sol de cualquier
época del año.

Deciamos que el lugar está fuera de caminos vecinales y lejos de las comunidades ejidales. Los vecinos de San Rafael de los Milagros, del municipio de Parras, utilizan estos parajes para pastorear ganado, son potreros en los que el ganado vacuno y caballar deambulan en busca de los escasos pastos para sobrevivir. Los ojos de agua son escasos, por lo que la gente del ejido les lleva agua en pipas hasta bebederos improvisados.

En el aspecto rupestre se aprecian dibujos con motivos geométricos y cuando menos cuatro figuras humanas en diferentes posiciones. Una de estas figuras chamánicas se le aprecian detalles de los dedos de las extremidades inferiores y superiores, la mayoría de las realizaciones localizadas en nuestra expedición son figuras muy esquematizadas. Al sitio llegamos casi por intuición. Nos salimos de la vereda principal, nos cargamos hacia el sur y nos encaminamos al oriente hasta donde pudo llegar el vehículo.

El compañero José Flores Ventura, el fotógrafo Miguel Ángel Reyna y el que esto escribe, tomamos una ruta hacia el Norte de nuestro campamento y con tan buena suerte que nos llevó por otra ruta al buscado sitio con pinturas.

En el inter fuimos documentando algunas plantas en plena floración y algunos modestos petroglifos en rocas pequeñas. Nos llamó la atención la gran cantidad de grabados históricos fechados que nos indican que desde hace más de cien años la gente cortaba mezquites para el carbón y pastoreaba los rebaños. La agricultura por estos rumbos es inexistente. Exploramos los alrededores y
sólo localizamos ruinas de antiguas majadas. A lo lejos se observan sitios prometedores que en alguna otra ocasión visitaremos.

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rufino.rupestre@gmail.com
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